En una reciente columna publicada en El Universal, se hace referencia al 2021, cuando en Culiacán, Rubén Rocha Moya, prestigiado exrector de la UAS, era gobernador electo de Sinaloa, y entre pláticas fuera del micrófono con el periodista Salvador García, este asegura mediante su columna que el morenista le confirmó un vinculo con el narco.
“¿Y cómo se gobierna un estado con un cártel tan poderoso?”, le preguntó Salvador García, seguido de la respuesta del gobernador:
. “Pues, mira Salvador, no nos hagamos pendejos. Aquí todo mundo sabe cómo está la cosa. Yo fui y hablé con ellos, los conozco porque soy de Badiraguato. Y yo fui a pedirles su apoyo. Quien te diga que quiere gobernar Sinaloa y no tiene el visto bueno de ellos, te miente. Así es la cosa aquí, para qué nos hacemos pendejos”.
El columnista aseguró que por primera vez escuchaba de un político sinaloense reconocer lo que todo mundo sabe en Culiacán y en todo Sinaloa. Rocha Moya no sólo aceptaba que tuvo que buscar el aval de los narcotraficantes para poder llegar al poder, sino que reconocía tener con ellos una relación de paisanaje y conocimiento mutuo.
Recordó algunas versiones que surgieron en ese entonces, una de las cuales indica que hay evidencias del cómo el Cártel de Sinaloa operó en los comicios locales de aquel año, secuestrando a operadores y representantes de casilla del PRI.
En la citada columna se señala también sobre el inicio de un gobierno de la Cuarta Transformación a cargo de un académico que se consideraba a sí mismo “sencillo” y decía no ser político, quien a decir en la columna, empezó a adoptar conductas y un estilo de ejercer el poder cada vez más autoritario.
Una de las características que se menciona en el texto del nuevo gobierno, es la persecución política operada desde la Fiscalía estatal contra los directivos y las cabezas del Grupo de la Universidad Autónoma de Sinaloa, liderado por su antiguo aliado recientemente asesinado, Melesio Cuén, a través de acusaciones de desvíos en contra del rector Jesús Madueña, que terminó por obtener la destitución del rector y el nombramiento de un encargado de despacho.
Paralelo a su embestida contra la UAS, que desató incluso actos de violencia en el campus universitario, Rocha Moya rompió con quien fuera su antiguo aliado y cercano, Melesio Cuén, también exrector universitario y por quien conoció al presidente López Obrador en una de sus campañas presidenciales.
El enfrentamiento político entre el gobernador y Cuén escaló a tal nivel que incluso el propio López Obrador llamó el pasado 16 de julio, desde su mañanera, a Rocha Moya a “resolver el conflicto” y a buscar la conciliación con la universidad pública de su estado.
En la columna también se relata que hoy, el capo Ismael Mayo Zambada ha roto el silencio y ha dado su versión de cómo fue engañado, emboscado y sustraído hacia Estados Unidos, afirmando que él bajó a Culiacán a sostener “una reunión con el gobernador del estado” y a fungir como mediador para tratar de resolver el enconado pleito entre Rocha Moya y el asesinado Melesio Cuén.
Sin embargo que el mandatario morenista recurre a la vieja táctica de negarlo todo y, sin dar evidencias o pruebas fehaciente de sus dichos, quien además recibe un abierto respaldo del presidente López Obrador.
Los vínculos entre el actual gobernador de Sinaloa y el cártel que lleva el nombre de su estado, no sólo son conocidos, sino que además al interior de Morena hay quien afirma que Rubén Rocha Moya fungió como enlace con ese grupo delictivo para negociar no sólo su apoyo para su candidatura, sino también para que el cártel sinaloense financiara y apoyara las campañas de al menos otros dos gobernadores de Morena, uno de la región del Golfo y el otro del Pacífico. Eso, según las fuentes morenistas, lo tienen documentado en las indagatorias de Estados Unidos, sobre el Caso Carmona y sus ramificaciones con los cárteles de la droga.
La versión del Mayo, que es desmentida por el gobernador, dice que el morenista se habría prestado a un engaño, al parecer confabulado con Los Chapitos, para entregar a Ismael Zambada a Estados Unidos. Que se haya invitado a un capo de la droga a “mediar”, según su versión, en el pleito entre Rocha Moya y el asesinado Melesio Cuén, no hace sino confirmar el involucramiento y la simbiosis total que opera en Sinaloa y en otros estados de la República entre los gobernadores y los Cárteles de la Droga.
Pese a que la narcopolítica es exhibida, López Obrador, pidió “esperar a que el gobernador aclare las cosas” y, a juzgar por las imágenes de su gira del sábado por Culiacán, donde él y Claudia Sheinbaum se reunieron y abrazaron al Rubén Rocha Moya durante la inauguración de un hospital.
Lo cual deja entre ver que el gobierno en turno protegerá a su amigo, como también lo hicieron en su momento los presidentes del PRI y del PAN. En todo caso, la narcopolítica mexicana no tiene colores ni partidos, pero siempre está con los que tienen el poder y les garantizan protección e impunidad, concluye la columna.