Pegada al continente que casi llega a disimular su condición de isla, Corfú es esmeralda y plata. Verde por las aguas cristalinas que la rodean y argéntea por los centenarios olivos que tapizan su alargada silueta.
Es un refugio de héroes eternos como Ulises o de titanes literarios como Lawrence Durrell, Corfú es la oculta joya helena que, por el mismo precio, ofrece un viaje a Grecia, a Venecia y a los mitos clásicos, informó National Geographic.
La entrada al mercado de Kérkira, está presidida por un gran sello de piedra engastado en la roca caliza. Un león alado, símbolo de Venecia, luce una bella melena y un rictus un tanto tristón. La República Serenísima dejó estas marcas por todo el Adriático y el Jónico, mares que parcialmente le pertenecieron en su época de esplendor, entre el año 1100 y avanzado el siglo XVI.
El viajero que se halla en Grecia podrá observar mercancías voceadas, limones de aspecto pétreo y un aroma que desmaya, peces como los pintados en las vasijas negras del periodo clásico, latas de aceite de oliva con nombre de héroe, pulpos deslizantes de ojos taimados, pimientos arcoíris, bloques de queso feta del tamaño de un ladrillo.
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