Por: Dr. Joaquín Barroso Flores Investigador Asociado Instituto de Química, U.N.A.M
El desarrollo tecnológico basado en el desarrollo de la ciencia logró transformar el curso de la historia en relativamente poco tiempo. No es necesario remontarnos a hace un siglo para darnos cuenta del enorme cambio que ha sufrido el mundo; hace tan sólo una treintena de años teníamos que hablar por teléfono desde nuestras casas o desde casetas públicas apostadas en esquinas específicas, toda vez que nos hubiéramos aprovisionado de suficientes veintes, mientras que hoy por hoy podemos establecer una videoconferencia que nos cabe en una mano y que no pesa más de doscientos o trescientos gramos.
Prácticamente no existe un solo ámbito de nuestras vidas cotidianas que no haya sido permeado por la ciencia: desde la forma en que producimos alimentos más sanos y abundantes hasta las reacciones químicas que generan electricidad necesaria para que nuestros automóviles arranquen cada mañana.
Desgraciadamente, la mala planeación en la enseñanza de las ciencias hace que sean pocos los jóvenes que persiguen una carrera dentro del quehacer científico. Los estudiantes ven las ciencias como un conjunto de materias inútiles para la vida, que se incluyen en los temarios escolares acaso como relleno, acaso como tortura.
Desde hace aproximadamente veinte años, Juriquilla es sede de un bello e importante campus de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se encuentran, entre otros, los centros de investigación en física aplicada, ciencias de la tierra, neurobiología e ingeniería. La diversidad de disciplinas que se abordan en el Campus Juriquilla enriquece la vida académica, fomentando la colaboración entre los investigadores para que los resultados de los proyectos tengan mayores alcances en las ciencias y la sociedad.
En el Instituto de Investigaciones Neurológicas se trabaja día con día en la búsqueda de curas a enfermedades como el Parkinson o ese otro padecimiento cuyo nombre no recuerdo. Bromeo, por supuesto me refiero al Alzheimer.
Pero no es únicamente la comunidad científica la que se beneficia de la chispeante actividad académica del campus Juriquilla ya que el Centro de Actividades Culturales (CAC) ofrece una amplia oferta de conferencias de difusión científica dirigidas al público en general que desea conocer más sobre el quehacer científico que se realiza en Querétaro y en otras ciudades y países, gracias a los invitados internacionales que son atraídos a nuestro estado por la presencia de investigadores de talla internacional que laboran en Juriquilla.
Además de la difusión científica, el CAC ofrece una amplia selección de obras teatrales, cine y conciertos musicales que abarcan desde el género clásico hasta el jazz o la música folclórica. Incluso se realizan obras que combinan varias artes: recuerdo que hace un par de años, el CAC mostró una serie de películas mudas con musicalización en vivo por parte de diferentes grupos.
Por si fuera poco, el campus Juriquilla de la UNAM cuenta también con instalaciones deportivas de primer nivel donde se puede practicar béisbol, fútbol, baloncesto y otros deportes en un ambiente de sana convivencia familiar.
Los habitantes de Juriquilla y de la ciudad de Querétaro podemos encontrar un espacio dedicado al esparcimiento cultural para todas las edades, por lo que los invito a descubrir este espacio y sus diferentes facetas en compañía de la familia. ¿Quién sabe? Tal vez la temprana exposición de nuestros hijos a la ciencia les haga descubrir una vocación que desarrolle sus talentos intelectuales.
Hace poco más de cien años, en el pequeño pueblo de Ulm, Alemania, el niño Albert Einstein se interesó en las ciencias físicas cuando su padre le regaló una brújula sin poder responderle qué hacía moverse la aguja. Buscar la respuesta a esta simple pregunta fue apenas el principio de una gran historia de descubrimientos que cambiaron el curso de la historia moderna.