Por: Ana Reynoso
Cada año, cada temporada, cada pasarela trae consigo nuevas tendencias o renovación de antiguas modas. Algunas personas las crean, otras las siguen al pie de la letra, unas cuantas las ignoran, y las demás las usan, adaptan o dejan de lado según sus gustos y cuerpo.
Personalmente, si te interesan la ropa, la moda y las tendencias, te aconsejaría ser del cuarto grupo; de aquellas que las usan, adaptan o dejan de lado. Efectivamente, tanto tu estado financiero como tu imagen personal te lo agradecerán.
¿Por qué esta recomendación? Primero, porque cada una de nosotras tiene gustos propios y personalidad única. En consecuencia, a cada una nos gustan cosas diferentes, prendas distintas que nos hacen desarrollar un estilo propio. Siguiendo al pie de la letra todo lo que te dictan las tendencias, cancelas tu estilo y una parte de ti, y empiezas a parecerte a más mujeres.
Segundo, porque tu propio cuerpo no siempre te permite llevar lo que está de moda. Por ejemplo, hay colores que no van con el color de tu piel o formas de prendas que no te favorecen o, simplemente, no van con tu estilo de vida. Estos elementos son muy importantes a la hora de comprar, pues no a todas nos pueden ir los pantalones skinny, los escotes en la espalda o el color naranja, por mencionar algunos ejemplos.
En tercer lugar porque seguir al pie de la letra las tendencias requiere inversión de tiempo y dinero. Además, en muchas ocasiones, cuando una se hace de lo “último”, esto pasa de moda y pierde vigencia en cuestión de meses. Tener tiempo para otras actividades, más enriquecedoras, es un buen argumento para adaptar las tendencias a tu estilo y no al contrario.
Finalmente, porque estoy segura de que hay prendas de las cuales estás enamorada y que seguirás usando, sin importar las tendencias. Por esencia, éstas forman parte de tu guardarropa y definen tu estilo e imagen. ¡Úsalas siempre! Si quieres actualizarlas, únicamente agrégales accesorios que tengan toques de las tendencias actuales.
Ojalá teniendo esto en mente te animes a seguir tus instintos, gustos y estilo en la decisión de vestirte, y a no guiarte siempre por lo que dictan las revistas de moda. Siempre debemos de considerar que cualquier cosa que hacemos tiene un objetivo, una audiencia específica y, sobre todo, que somos únicos. Por ello, nuestra imagen debe estar enfocada en estas tres variables para producirla de la mejor manera. Recuerda: entre mejor sea la imagen, mayor poder de influencia tendrás.