Por: Lorena Alcalá
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en México existen 187 zonas arqueológicas abiertas al público, aunque las más concurridas durante la celebración del equinoccio de primavera, el 21 de marzo, son Teotihuacán, Palenque, Chichén Itzá y Cuicuilco.
En el estado de Querétaro, los dos sitios más visitados en esta fecha son, sin lugar a dudas, la peña de Bernal y la zona arqueológica de El Cerrito en el municipio de Corregidora, una de las pocas estructuras mesoamericanas que registra no únicamente el equinoccio astronómico del 20 y 21 de marzo, sino también el prehispánico del 23 de marzo.
Según Francisco Granados, maestro en antropología, el equinoccio en el mundo prehispánico estaba estrechamente relacionado con la dualidad femenina-masculina, lo húmedo y lo seco, además de con el cambio de estaciones y las festividades rituales.
Esto es posible observarlo en la arquitectura de El Cerrito, en cuya serie de muros se presentan vestigios de la importancia de los equinoccios para sus pobladores indígenas. Por ejemplo, los estudios arqueológicos y antropológicos descubrieron que la sombra del basamento piramidal se proyectaba de manera ascendente sobre una calle que se sitúa al centro del Cerro Gordo, sobre todo el 19 de marzo y el 24 de septiembre.
El equinoccio de primavera en El Cerrito marca el nacimiento del Sol y de acuerdo a las leyendas prehispánicas, el fin del diluvio universal, la muerte de los antiguos dioses, el fin del tiempo primordial. Con el Sol emergieron los cerros y se delimitó el espacio vital del hombre. De ahí que se suponga que la pirámide de El Cerrito sea una estructura dedicada al origen del tiempo y a la Montaña de la Serpiente, en donde fue engendrado el Sol.
Aunque hace algunos años se permitía a los visitantes subir a los basamentos piramidales de las zonas arqueológicas para “tomar la energía” del equinoccio de primavera, en pro de cuidar el patrimonio cultural de México, el INAH ha restringido en algunos sitios esta posibilidad, ya que las grandes aglomeraciones de gente durante esta fecha en especial, a menudo provocaba daños en las estructuras.
Lo más recomendable para visitar El Cerrito durante el 21 de marzo es acudir con ropa ligera, gorra o sombrero, una botella de agua (o dos, para evitar la deshidratación) y una buena actitud, que en estos casos es lo que realmente nos va a llenar de energía y entusiasmo.
Además, hay que estar muy conscientes de que visitamos una zona arqueológica que ha costado muchos recursos económicos y humanos rehabilitar, por lo que es un sitio que debemos respetar, disfrutar, admirar y cuidar.