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El polo en México cumple un siglo de historia

Por Lorena Alcalá

Los Juegos Olímpicos de París, a inicios del siglo XX, fueron los primeros en presenciar el desempeño de un equipo mexicano de Polo.

Manuel Escandón y Barrón, marqués de Villavieja y sus hermanos Pablo y Eustaquio, unieron esfuerzos con el norteamericano William Hayden Wright, para enfrentar como abanderados de Norte América/ México al equipo de Francia/ Gran Bretaña; así, este equipo multicultural ganó la medalla de bronce a pesar de que surgieron muchas suspicacias a su alrededor.

Que si los competidores eran de ascendencia española…que si las reglas no estaban bien definidas…Pero tanto Manuel, como Pablo y Eustaquio reafirmaron su mexicanidad y conservaron su presea.

El primer club oficial de Polo en México fue el Calcuta Polo Club, fundado en 1862. Antes de él, los aficionados al deporte se reunían únicamente en ranchos particulares y su entrenamiento principal era en clubes de Estados Unidos.

Fue hasta 1881 que nació el Jockey Club Mexicano, en donde comenzaron a reunirse las personalidades sociales más importantes de la época como el duque de Regla y marqués de Villahermosa de Alfaro –Carlos Rincón Gallardo y Romero de Terros-.

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Es curioso que fuera en los campos militares donde se impulsara aún más el Polo en tierras mexicanas. El general Joaquín Amaro Domínguez lo impuso como deporte obligatorio en los cuarteles mexicanos, a principios de los años 30. Laguna, Policía, Marte y Anáhuac eran los equipos que dominaban los encuentros en ese entonces. Incluso se organizó una copa denominada “Presidente de la República”, para la temporada 1930-1931, que se desarrollaría en Campo Marte.

Los jugadores extranjeros comenzaron a venir a México para competir y los polistas mexicanos como Alberto Ramos Sesma, Julio Mueller y Silvano Barba González ganaban renombre fuera de las fronteras mexicanas.

Durante los juegos Olímpicos de Berlín, bajo la mirada vigilante de Hitler, el equipo mexicano integrado por Alberto Ramos, Juan Gracia, Miguel Zavalgoitia y Antonio Nava, encabezados por Julio Muller disputaron el bronce al equipo húngaro. Los caballos les fallaron y aún así los mexicanos se mantuvieron en el juego.

La Segunda Guerra Mundial puso un impasse en el crecimiento del Polo en el mundo, pero no alcanzó a México. El presidente Ávila Camacho encabezó mejoras al Campo Marte y en 1941 dio inicio la Copa Camacho. En esa ocasión se impuso el equipo estadounidense encabezado por “el mejor polista del mundo” Cecil Smith. Pero en 1946 una escuadra de jinetes mexicanos de apellido Gracida venció al equipo norteamericano en el US Open, realizado en Nueva York.

El primero de la dinastía Gracida fue Gabriel Gracida Jaramillo, quien trabajaba directamente con las monturas de Ávila Camacho. Sus hijos fueron hábiles jinetes y así el linaje continuó con Rubén Pato, Gabriel Chino, Alejandro Cano, José Pepe, Enrique Dumbo y Guillermo Gracida Hoffman.

Al paso de los años, las escuadras mexicanas de polistas se han reforzado con nuevas generaciones de jugadores; cada vez más preparados, cada vez más competitivos. México ha participado con grandes deportistas lo mismo en campeonatos mundiales que en Juegos Panamericanos.

En el año 2000 se inició el Abierto Mexicano de Polo y aunque ha cambiado de sedes, organizadores y patrocinadores, su brillo deslumbra en cada ocasión que se celebra.

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