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Por: Jorge Bárcenas / Fotos: Héctor Salgado

Juan Arturo, Pollo, Torres Landa se encuentra entre los empresarios más importantes de Querétaro y México. El apellido de su familia es conocido en Querétaro porque está asociado al desarrollo del estado. Su padre compró en 1958 un gran terreno en Juriquilla que explotó agrícolamente durante diez años. En 1968, con la construcción del casco de un hotel y de un fraccionamiento los Torres Landa se iniciaron en el desarrollo inmobiliario en el estado. Ahora, el Pollo nos concedió una entrevista para hablarnos de su vida, su familia y sus pasiones, con la cordialidad y el buen humor que lo distinguen.

¿Qué puede contarnos sobre su infancia? ¿Su infancia la pasó en Querétaro?

Te puedo decir que soy un hombre afortunado. Tuve una niñez hermosa con diez hermanos, todos muy unidos. De la infancia, recuerdo los fines de semana y las vacaciones —que en esa época iban de noviembre a enero— siempre en ranchos con mi papá.

Mis primeros doce años los viví en León, Guanajuato, donde nací. Nací cuando todavía no había televisión en León. Entonces, nuestras travesuras era ir a tocar el timbre de las casas y correr; jugar en las calles a aventar kleenex mojados; bailar el trompo o jugar al balero. Ésa fue mi niñez. Recuerdo que, cuando llegó la televisión a León en 1956, aquello fue la locura.

De los doce a los veintidós, viví en el Distrito Federal y en 1968 me vine a Querétaro. Aquí llevo un matrimonio hermoso con una queretana. Tengo tres hijos, dos nueras, un yerno y once nietos, todos queretanos. Así que ya te imaginarás lo que para mí representa Querétaro. Yo, sobre todo, soy un hombre que ama su familia. Y si no se tiene lo elemental, lo más hermoso de la vida, que es la familia, creo que se ha fracasado.

De ese tiempo para acá, le ha tocado ver un crecimiento impresionante en Querétaro. ¿Qué nos puede decir sobre eso?

Soy de la generación que ha visto un desarrollo impresionante. Vengo de un hombre con una visión impresionante: mi papá, que fue gobernador de 1961 a 1967 en Guanajuato. Tenía una visión que nos llevaba treinta años. El tiempo le ha dado la razón. Él nos hablaba de un corredor industrial Querétaro-San Luis Potosí, que se está dando. Nos hablaba de que Jurica y Juriquilla serían detonantes para la ciudad de Querétaro, cuando los queretanos nos decían: “¿Quién se va a ir a vivir a allá? Están locos.” Entonces, tengo la escuela de un padre que tenía una visión muy especial. Gracias a que le hicimos caso en todo, hemos logrado hacer nuestras inversiones. Las cosas se fueron dando, de tal manera que metimos nuestras inversiones en Jurica y Juriquilla, y después en San Luis Potosí, Guanajuato, Aguascalientes, siempre respetando el Altiplano. Nos han ofrecido invertir fuera del Altiplano, en Jalisco, Puebla, Veracruz, Oaxaca, pero nos hemos limitado a eso. Creo que ha sido un éxito porque cuando quieres sumar mucho en muchos lados, se descuida lo que uno tiene.

¿Cuáles son esos frutos que han dado usted, sus hermanos, su familia?

Mi padre nos inculcó amar sobre todas las cosas a México. Yo soy de los que tiene en la mente la frase “La patria es primero”. Esta enseñanza y su lección sobre cómo da más satisfacción en la vida pagar rayas los sábados que cobrar intereses en los bancos los lunes son los mejores legados de mi padre. De allí que ahora yo te puedo decir que el fruto de los Torres Landa es la cantidad de empleos que damos y la cantidad de familias que viven por la inquietud de nosotros de hacer desarrollos y movernos. Las personas tienen que trabajar, pero tú les das la oportunidad. Eso es aportarle mucho al árbol y a tu patria. Nunca nos pasó por la cabeza pensar: “Hasta aquí llegué, saco mi lana, la meto en Suiza y voy a vivir de los intereses”. Tenemos inculcado que si llega dinero hay que abrir otro desarrollo para generar más fuentes de trabajo. Si todos los mexicanos pensaran en su país y en crear fuentes de trabajo, las familias tendrían su sustento cada ocho días.

POLLO TORRESLANDA (13)

Vemos el campo de Golf y vemos la plaza de toros. ¿Los frutos de los que hablas tienen que ver con tus pasiones, con esta y otras aficiones? ¿Qué es lo que más le apasiona al Pollo Torres Landa?

La primera pasión es tratar de ser autónomo y libre. Porque hay empleados de muy buenas empresas, pero son empleados, que tienen veinte días al año de vacaciones y eso. Yo, en cambio, les inculco mucho a los jóvenes que traten de poner su negocio, de lo que sea, una cosa buena. Yo creo que la felicidad es hacer de tu vida lo que tu quieras. Y para eso necesitas el ingenio de crear un negocio donde tú seas el jefe. Si tu capacidad no da más que para un carrito de hot dogs, tú debes ser el dueño. Tal vez después pongas cuatro, cinco o diez. Habrá personas que tienen un ingenio tal que pueden poner cien restaurantes.

Yo pienso que lo más hermoso es la libertad y es lo que siempre he peleado. Fui empleado bancario tres años y fui empleado en unos laboratorios tres años, me sirvió de escuela. Creo que el banco en esa época era una escuela muy buena; ahora los bancos no existen.

Ya que eres independiente, es importante que guardes ante la sociedad la imagen de un hombre con el que se puede hacer negocios. Cuando tienes libertades, te puedes dar lujos, que es adonde quiero llegar. Me gustan los toros, me gusta el golf y yo tengo la capacidad de poner una plaza de toros, un campo de golf, pero siempre con el objetivo de dar fuentes de trabajo al mismo tiempo que se mata un gusto. La plaza de toros, que es una de mis pasiones, fue para darme un gusto, un lujo. No quise hacer una monumental, porque no voy a vivir de eso, pero sí una muy hermosa donde se den los mejores carteles, en donde la gente venga y disfrute. Me he dado ese lujo y me doy el lujo de ir a España todos los años a ver mis corridas de toros. Eso es parte de la libertad, que te hace conducirte de tal manera que puedas darte tus gustos. Y si tus gustos son esos, qué bueno, porque tristemente para muchos sus gustos son ir a Las Vegas a perder dinero o tener un coche que se cambia cada dos semanas. El disfrute es también hacer las cosas bien.

¿Y en los toros como se ha manifestado esa pasión?

Bueno, yo soy aficionado a los toros desde niño, porque mi papá también lo era y me llevaba. Cuando viví en México iba todos los domingos a la Plaza México a novilladas y corridas. Después, cuando mi papá era gobernador y tenía amistad con toreros, yo tuve una relación importante con ellos.

Entonces, cuando llegué yo al proyecto de Juriquilla, dando una vuelta donde está la plaza de toros, mi hermano Juan Germán me dijo que ahí quedaría preciosa una plaza de toros porque estaría protegida de los aires por estar en el entorno de un cerro. Nos propusimos hacerla para que fuera complemento del hotel y allí se dieran comidas y se echaran algunas vaquillas. Cuando estuvo lista, organizamos una fiesta y un cartel para mil personas. Aquello fue un éxito tremendo. La cosa resultó tan bonita que dije: “¿Y si ahora la hago cobrando?”, porque aquella había sido con invitación. Así me planteé que el 15 de septiembre hubiera en Juriquilla una fiesta patria. Hice el cartel, mandé programas de mano a los mil invitados de la primera corrida, les dije que torearían Curro Rivera, Armillita y Paco Dove, seis toros, por 50 pesos. Mi sorpresa fue ver que de los mil nadie llegó. Nada más les gustó la gorra de la primera. Pero hubo gente de León, de Moroleón, de San Luis. Y de ahí me surgió la idea de que podía ser un escaparate para que la gente conociera Juriquilla.

Es muy difícil que traigas tú una persona de las que vienen, por ejemplo, a ver a José Tomás. Si no hubiera traído a José Tomás algunos de ellos nunca se habrían asomado porque es gente que tiene desarrollos en San Diego, en todos lados del mundo. “¿Cómo los haces venir a ver este desarrollo?” De allí surgió la idea de impulsarlo, pero, como te decía al principio, cuidando siempre que las cosas salgan bien, que cumplas con todo lo que ofreciste, para que la gente sienta confianza. Lo que detonó Juriquilla fue el trabajo de veintitantos años con las figuras de España, de Francia y de México, y una amistad impresionante con todos.

¿Eso ha detonado el crecimiento en Juriquilla? ¿Cómo viene el nuevo Juriquilla?

Te diré que Javier Sordo Madaleno —que es el mejor arquitecto en México en cuanto a proyectos de centros comerciales, el que hizo Antea— siempre nos pone de ejemplo. Ahora resulta que la publicidad ya no es tan fácil como antes porque la gente ya no ve anuncios y es necesario interesar a la gente sin anuncios. Por eso la plaza de toros ha sido un detonante para Juriquilla muy importante porque viene con el pretexto de la corrida y necesariamente pasa por estas calles y tienen que ver los centros comerciales. Entonces les entra la curiosidad por Juriquilla. Por eso Javier nos pone como ejemplo. Yo creo que la plaza de toros ha sido el impacto publicitario más grande para Juriquilla.

¿Hubo un momento en que el crecimiento de Querétaro empezara a ser tal que fuera la oportunidad para darle salida a toda esa creatividad en cuanto a los negocios, los toros, el golf?

En el 68, salimos a la venta con Jurica. Era un rancho de 600 hectáreas, pero ya pegado a Querétaro. Efectivamente, en los primeros años fue pura gente de México la que llegaba a vivir a Jurica. No había ni un queretano, ni de chiste.

Las cosas se fueron dando mejor de los años ochenta para acá, cuando empieza el mayor desarrollo. Ahora qué cantidad de queretanos viven por acá. Lo que tanto pronosticaba mi papá, se está dando. Veo un Querétaro con un crecimiento que no imaginábamos. Hoy por hoy, creo que Querétaro en diez años va a duplicar su población. Será la única ciudad además de Aguascalientes. ¿Dónde va a vivir toda esa gente? Necesitamos estar prevenidos para una demanda impresionante que va a ver en el transcurso de los próximos diez años. Y esa demanda incluye hacer más desarrollos y hacerlos bien, de tal manera que tengan sus centros comerciales, sus cines, todo. Que llegue un momento en que el jefe de la familia tenga su empresa en el entronque a San Miguel de Allende, que los hijos vayan a sus escuelas en Juriquilla y que la señora pueda ir a Antea y Superama, sin moverse a Querétaro. Todos los desarrollos tendrán que ser autónomos en agua, drenajes, centros comerciales. Ya no veo un desarrollo que no tenga todo eso.

Para terminar, ¿qué piensa de la reciente corrida de José Tomás? ¿Qué le pareció como aficionado?

No bueno, pues fue un caso único. Como empresario, te puedo decir que era una magnífica oportunidad para retirarse porque repetir eso será muy, muy difícil. Convencer a un genio, considerado por muchos el mejor torero de la historia, de que viniera a Juriquilla en su reaparición; la expectación que se causó, las colas y luego lo que pasó en la corrida; recibir felicitaciones hasta de gente que no me quiere, diciéndome que había hecho algo único en la fiesta…

La verdad de las cosas es que sí se creó un precedente. Recibimos cartas del equipo del Juli felicitando a Lupita Navarro por el tratamiento tan profesional en el manejo de la prensa, de los pases, tanto en el callejón como arriba. Decían en un escrito, que nos mandó el jefe de prensa de Tomás, que no hay una empresa en España que se conduzca como nos condujimos nosotros.

Todo esto son satisfacciones que te quedan en ese aspecto. El mensaje era muy fácil: cumplirme el gusto de tener a José Tomás en su reaparición. El dinero era lo de menos. Lo que yo quería era que todo saliera muy bien. Entonces no escatimé en seguridad privada, en nada. Me interesaba que fuera la mejor corrida. Me dijo Carlos Loret de Mola, en Madrid: “¡Qué corrida! ¿Qué es lo que hiciste?” Y Pedro Ferriz y todos me decían lo mismo. Eso es una satisfacción grandísima.

Uno diría: “Ésta es mi culminación.” Pero no, la plaza allí está, las fechas llegan. Viene el 15 de septiembre y tendremos que dar algo. Yo tengo que seguir haciendo mi lucha, haciendo las cosas bien, antes que nada.

JOSE TOMAS Y FERNANDO OCHOA EN PROVINCIA JURIQUILLA